De Sam Hunter
Si eres una chica, probablemente has recibido gestos y comentarios en la calle por hombres sobre cosas como tu cuerpo, lo que llevas puesto, o a lo mejor acosos como ser seguida hasta tu casa o ser molestada físicamente, tal como rozarte el brazo o, más aun, toquetear.
Encima, es probable que después de estas molestias, cuando has intentado contárselas a amigos/as o a familia, esas personas no te hayan creído, o te hayan dicho que no es tan serio, que posiblemente fue culpa tuya.
En 2012, harta de una multitud de molestias ‘pequeñas’, Laura Bates, escritora femenina británica, decidió empezar un proyecto llamado Sexismo cotidiano.
Tras reflectar lo que la había sucedido a ella y preguntar a otras mujeres si ellas también habían experimentado ese tipo de acoso, se dio cuenta que no solamente fue algo que sucedió de vez en cuando a unas de esas mujeres, sino que fue algo que solía pasar a menudo. Cada mujer habló de ocasiones de acoso o ataques, y que no fue algo que pasó ‘una vez hace un par de años’, sino la semana pasada, ayer, o ‘mientras viajaba aquí hoy’.
Le quedó claro a Bates que esta polémica fue muy común y, al mismo tiempo, no identificada, como si fuese invisible. Tenía que hacer frente a la misma repuesta – ‘el machismo ya no existe’. Muchos hombres y mujeres dijeron que ella solo quiso armar un escándalo, que no fue un asunto tan serio y que deberían preocuparse por cosas más serias.
Segura de que no fue solo cosa suya y que fue un problema de verdad, la antigua estudiante de Cambridge eligió mirar las estadísticas. En ellas mostraban que, de hecho, las cosas no fueron tan buenas para mujeres. Desde la política hasta el cine y del arte al periodismo la representación de mujeres fue mucho más inferior comparada con la de hombres. Aun había más, no únicamente acerca del empleo sino violencia de género; que hay miles de mujeres que son víctimas de violencia doméstica, violación y ataques sexuales, hasta que 1 de 5 hembras han sido violadas. Pareció que al final las mujeres no fueron tan iguales como habían pensado algunas personas.
Entonces, muy cansada de sus propias experiencias y sabiendo que sí, fue un problema grande, creó una página de internet donde mujeres que habían sufrido cualquier tipo de machismo podían compartir (de manera anónima o no) lo que les ocurriese y una cuenta de Twitter, @everydaysexism/ @sexismocotidiano.
Sin dinero ni anuncios, para sorpresa suya, más y más mujeres publicaron sus experiencias. Chicas y mujeres de todas partes del mundo, y de todas las edades; sobre comentarios en la calle, molestias en una fiesta hasta violencia y violaciones. Antes de que dos meses hubiesen pasado, más de 2000 personas habían escrito en la página y en 2013, cuando lanzó su libro Everyday Sexism hubo cientos de miles recuentos.
Hoy, en 2016, siguen añadiendo cuentas cientos y miles de personas todos los días, sobre el machismo y la dificultad que tienen que afrontar en sus vidas.
El proyecto sexismo cotidiano no solamente es para chicas, hombres también comparten sus experiencias, tal como la presión de ser macho, suicidios, adicción a porno, entre muchas otras cosas.
Aparte de crear la página y escribir un libro (aunque todavía no hay una versión española), Bates también participa en debates, escribe artículos en periódicos, sale en entrevistas de radio y televisión, todo para aumentar la conciencia del proyecto y luchar para la igualdad de género en todas partes de la vida cotidiana.
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