De Ramón Castro
Mientras la revisa, no deja de pensar en lo de ayer. Quizá fue premeditado por su parte, tal vez debía suceder o, simplemente, todo estaba a punto de estallar. Sea como fuere, cuando cruzara esa puerta, ya no volvería más. En ella, se llevaba ahora muchas más cosas de las que trajo y, sin embargo, tenía la sensación de que se dejaba hasta la vida en aquella casa. Miró en la cocina y encontró todas sus recetas, llenas de secretos; en el baño todas sus toallas, todos sus olores; en el salón, un montón de besos y en el dormitorio, caricias entre los cajones de la cómoda. Apenas pudo cerrarla. Llena de aquello que no le servía, dejó tras de sí la suma de aquellas cosas que importan y que no caben en una maleta de vuelta.
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