Lo que cuentan

De Ramón Castro

Los hay de muchas formas. Todos tienen algo en común. Se fabrican cerca del corazón, al llenarse los pulmones de aire. Una vez éstos no pueden expandirse más, comienzan a producirse a ritmos variables. Hay algunos que duele escucharlos; otros en cambio son tan aduladores. También están aquellos que logran desquiciarte o los que te inducen a pensar cosas que no son. Sea como sea, los suspiros tienen tantos padres como sentimientos, que por algo han estado muy dentro de nosotros, aunque sin duda lo mejor de ellos es cómo cuentan a los demás qué vemos, pensamos, amamos, odiamos, detestamos, admiramos, soñamos y, sobre todo, imaginamos.

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